Si bien una familia pobre necesita con urgencia alimentos y ropas, lo que más necesita es tener trabajo digno, tener oportunidades de buena educación para sus hijos y poder participar de un sistema de salud digno. Para lograrlo se necesita una mentalidad solidaria verdadera de la pequeña parte de la población que maneja la mayoría de los recursos. Hace falta practicar el amor verdadero que enseñan todos los grandes guías espirituales de la humanidad.
En el mundo hay suficiente riqueza para que no mueran miles de niños de hambre al día. Cuando ningún ser humano tenga que ser compasivo por un pobre o un indigente que agoniza habremos dado un gran salto evolutivo: significará que la humanidad se espiritualizará y no permitirá nadie que haya pobreza, educando y siendo más justos. La mayor felicidad es la que se comparte, somos más felices si damos felicidad y los que nos rodean son también más felices.
Dijo alguien: « La pobreza es algo maravilloso porque nos da libertad significa que son menos los obstáculos que nos separan de Dios»
La pobreza no tiene nada de maravilloso ni da libertad. Cuando se tienen pocos recursos económicos hay que trabajar mucho para conseguir lo mínimo que permita sobrevivir mal alimentados y sin cuidados médicos apropiados. No permite el acceso a una mejor educación, ni a la cultura, ni a la diversión. Todo el esfuerzo se va en conseguir algo para comer y algo para tener un mal techo donde dormir. Los pobres no tienen siquiera Facebook para leer esto.
Hay muchos obstáculos que separan de Dios, porque cuando las necesidades básicas no son satisfechas, no hay tiempo ni conocimiento para buscar satisfacer necesidades más espirituales.
Es mi opinión.
