¡Se puede aprender y salir adelante!

Califico para la delincuencia

Hace un tiempo leo esta información. Una banda delictual con un alto compromiso delictual de robos con intimidación. Hace poco cometieron robo donde resultó muerta Tamara Moya de 5 años.

El imputado de 17 años de edad tiene 10 condenas: por lesiones graves, tenencia ilegal de armas de fuego y robo con intimidación, receptación de vehículo motorizado, robos en lugar no habitado y hurtos.

Y ha salido rápidamente en libertad por ser menor de edad, suponiendo que no es consciente de sus actos.
Mauricio Valdivia es psicólogo y doctor en criminología. Él explica que «son personas que tienen una carencia absoluta del sentido de la vida. Les importa más experimentar distintas sensaciones que involucren riesgo y peligro». «Tienen lo que denominamos falla en la prevención primaria, que es donde aparecen las figuras de la función paterna y la función materna. La función paterna enseña que tenemos que cumplir las normas y que cada conducta que desarrollamos tiene una consecuencia. La función materna tiene que ver con lo que nos genera seguridad, desarrollo de la autoestima, contención, afecto, como nos relacionamos con el entorno y en que no hay que guardarse las emociones porque al final explotamos». Agrega que «son sujetos altamente inestables e impulsivos. Se sienten tan inferiores que la única validación posible que encuentran es ser malos».

Yo no tuve ni la función materna ni mucho menos la paterna. Y me generó casi todo lo que dice Mauricio: inestabilidad, impulsividad, pésima autoestima, falta de afecto y sentirme muy inferior. He tardado décadas en ir superando carencias e inseguridades. Y bueno, hay situaciones de mi adolescencia y primeras etapas de adulto que es imposible cambiarlas y repararlas. Me ha servido para que cada año me proponga ser mejor persona. Y he avanzado bastante.

¿Qué evitó que haya sido un delincuente o antisocial? ¿Un ángel? ¿Un ser espiritual? ¿Un ser de otro mundo? No sé.

Lo que sé es que pese a lo carente que se puede partir en la vida, se puede ir ganando a la adversidad. Y que no necesariamente se puede terminar como delincuente.

Día de la madre

El día de las madres por décadas no significó nada para mí. No la tuve, ni papá, ni hermanos. Y cuando en el colegio hacían actividades por estas fechas, ya sea reuniones, dibujos o algo así, nunca pude participar. Además, jamás fue un familiar mío a alguna reunión de padres o apoderados. Ni siquiera en mi graduación que, por cierto, fue con honores.

Y sin embargo, nunca me afectó debido a mi condición de ausencia total de empatía. Es una condición en que uno no piensa ni imagina que los actos que uno pueda tener afectan a los otros. Y también, ayuda a dar por hecho que lo que te pasa es normal y natural. A tal punto que jamás tuve curiosidad por preguntarle a alguien si tenía padres o hermanos. Entonces, ni siquiera te preguntas por qué otros los tienen. Así ni siquiera se sufre.

Necesitaría como 50 años de mi vida para trabajar el tema y aprender a ponerme en el lugar de los otros. Y aprender a amar a las personas cualquiera sea su condición. Como yo lo experimenté, ahora tengo una enorme empatía para comprender sus acciones y no juzgarlas.

Eso sí, hay unas mamás que son terribles y para algunas personas habría sido mejor no tenerlas. Hay de todo.

Mi saludo a tantas bellas madres que han dado o están dando su vida por sus hijos, muchas de ellas en ausencia de alguna pareja que les apoye. Ahora las entiendo.

Escribo esto para decirles a todos que pese a las carencias que se haya podido tener, siempre es posible salir adelante y construirse un futuro mejor.

Ajedrez, el inicio de un camino autodidacta

En 1953, tras cinco años de trabajo, se termina de construir el edificio de la Caja Nacional de Ahorros en Alameda, entre las calles Bandera y Morandé. Fue diseñado por el arquitecto Héctor Mardones, quien ganó el concurso de anteproyecto en el año 1945.

Poco después serán unidas varias entidades de ahorros para crear el Banco del Estado de Chile.

La Caja Nacional de Ahorro editaba un almanaque anual. En uno de sus números publicó las reglas del juego de ajedrez, además de figuras para recortar y armar un tablero y su juego. Así aprendí a jugar, lo que me llevará años después a participar de varios torneos con un buen éxito.

No tuve nadie que me enseñara. Como no conocía a ninguna familia, no me pareció extraño. Muchos años después sabría que lo normal es que los padres les enseñan a los hijos y los motivan a aprender y jugar. Bueno, no tuve nada de eso ni me importó, puesto que no conocía otra cosa. La solución es aprender por mí mismo.

Así he aprendido de todo en mi vida, de modo autodidacta. Como suelo decir, he aprendido a pesar de tener que estar en colegios y universidades.

Aunque a veces te falte casi todo, siempre es posible salir adelante en la vida.

Mi primer juego profesional de ajedrez

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