Tu sueño de vida o tu vida de sueño

La realidad que percibimos de la vida está condicionada y filtrada por la formación que recibimos en nuestra infancia. La familia, la escuela, los medios de comunicación y la sociedad toda nos han grabado en lo más profundo de la mente patrones de conducta y conceptos que no hemos elegido. Y también nos ha privado de muchas percepciones, sistemas, modelos y otros esquemas conductuales, que nos impiden darnos cuenta de limitaciones en el resto de nuestra vida, a no ser que hagamos un intenso trabajo personal de autobservación e investigación.

Pido perdón a todos los que haya dañado por mi ignorancia y por mi falta de percepción de aspectos de la vida que nunca tuve en mi infancia. Sigo aprendiendo intensamente para ser mejor y superar estas limitaciones. Nunca tuve una mala intención con nadie. Sé que las buenas intenciones no bastan, pero al menos sepan que no ha sido de maldad.

Me perdono por mis errores por esto, porque nunca hubo un mal propósito. Sólo ceguera e ignorancia.

Perdono a quienes me ofendieron y dañaron porque seguramente, tal como yo, no supieron lo que hacían, respondiendo a sus propias limitaciones y fallos de percepción. La mayoría ha tenido también buenas intenciones.

Y a aquellos que además tuvieron la premeditación de hacer daño, no me preocupan. No merecen que ocupe energía en ellos. La vida se encargará de enseñarles porque si la mente se llena de pensamientos negativos y perturbadores, éstos se volverán especialmente hacia quienes las emiten rodeándose además, de personas que tienen ese mismo tipo de pensamiento dominante y que también terminarán dañando a quien hoy le dicen amigo o hermano. Todo eso es suficiente para que algún día aprendan. No necesito hacer nada al respecto.

Perdonar y perdonarse. Aprender y mejorar el recto comportamiento y la inofensividad de actos y palabras. Me parece un buen camino. ¿Te parece a ti? A fin de cuentas, esta vida es como un sueño porque somos seres espirituales que pronto volveremos a despertar a la verdadera vida. Necesariamente olvidaremos algún día estas ilusiones porque, finalmente, nada es tan importante y nada es imposible de cambiar o mejorar.

“Si esta ilusión ha ofendido, pensad, para corregirlo, que dormíais mientras salían todas estas fantasías. Y a este pobre y vano empeño, que no ha dado más que un sueño, no le pongáis objeción, que así lo haremos mejor. Os da palabra este duende: si el silbido de serpiente conseguimos evitar, prometemos mejorar; si no, soy un mentiroso. Buenas noches digo a todos. Si amigos sois, aplaudid…»

Robín, en “Sueño de una Noche de San Juan (o de Verano), William Shakespeare.

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