Oda al vino

Siempre que visito una bodega de vinos en una viña siento una sensación especial. Imagino que debe ser como la que siente algún devoto religioso al permanecer unos instantes en la zona más sagrada de su templo.

Pablo Neruda en su “Oda al Vino” dice: «En las bodegas subterráneas, donde duerme la profundidad del vino, siempre encontraste primavera

Cuando el vino se almacena en esas barricas está envejeciendo (como yo) con paciencia, misterio y renovación cíclica. Desde allí renacerá como una bebida que debe traer sociabilidad y alegría. Espero que ocurra lo mismo conmigo.

«Vino color de día, vino color de noche, vino con pies de púrpura o sangre de topacio, vino, estrella derramada en la fiesta de la tierra…«

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