Sé que al navegar por la vida me encontraré con días hermosos y aguas tranquilas. Lo he disfrutado y lo gozaré siempre, feliz de experimentarlo.
Sé también que me encontraré con tormentas, días más oscuros y aguas agitadas. En esos casos, fortalezco mi ánimo, cambio el ángulo de las velas para aprovechar mejor la fuerza del viento. Y si la tormenta es más fuerte, me ato a la caña (timón) para no caer y no rendirme, y mantengo firme mi dirección y mi mirada hacia el puerto donde quiero llegar.
Sé que la tormenta pasará y saldrá el sol nuevamente. Y el resultado es que cada tormenta me hace más fuerte y un poco más sabio.
¿Vienen tormentas? ¡Fuerza, todo pasa!