“La pobreza es un hecho natural, está dentro del plan providencial que así sea. Si este orden natural se alterase, la humanidad quedaría condenada a desaparecer. Porque si todos fuésemos ricos, ¿quién se prestaría para hacer los trabajos más duros y humildes de la escala económica? La humanidad llena de bienestar se moriría de hambre, y pagaría su rebelión contra el castigo divino que la condenó a ganar el pan con el sudor de su frente”.
Este pensamiento identifica a muchas personas, ¿verdad? Muchos no se atreven a decirlo tan claro, pero quizás en sus tertulias privadas puedan expresarlo con claridad.
Son claras palabras de Héctor Rodríguez de la Sotta, presidente del Partido Conservador de Chile, en su convención de 1932.
Héctor Rodríguez fue también diputado y senador de la república.
Esto me parece análogo a muchos comentarios de hoy referente a la masacre de civiles en las guerras. Éstas siempre han existido y la Biblia las menciona muchas veces. Es natural que algunos pueblos sean más fuertes y opriman a los otros; y es un mandato divino borrarlos de la existencia porque están ocupando “mi” espacio que dios me ha dado.
