Actitudes cortesanas

En la época del Renacimiento las mujeres tenían unos roles bien delimitados: bordar, tejer, tocar algún instrumento musical… Entonces, como el rol protagónico lo tomaban los varones (nobles y caballeros), se acostumbraba a tratar a las damas con mucha gentileza y delicadeza. Se las consideraba más débiles que los hombres. Se les daba el paso al entrar a alguna habitación, mover o retirar la silla si se paraba o sentaba; si una dama se ponía de pie, los varones lo hacían inmediatamente, etc.

Si una dama entraba en un salón, los hombres que estuvieran sentados se ponían de pie, se hacía silencio y se le acompañaba a su asiento, similar a como un primer bailarín acompaña a la primera bailarina, en el ballet clásico.

Ese es el lado romántico. Hay otro no muy lindo que es consecuencia de considerar a la mujer inferior al hombre. A mí me gusta el aspecto romántico, de gentileza y reconocimiento de la belleza de una mujer (física y espiritualmente hablando), y del respeto como cuidadora de vida. Me gusta abrirles las puertas, retirar una silla para que se siente, etc. Habría sido caballero andante (¿o lo fui?) y dedicar mis combates a una dama (Dulcinea) que me esperara al regreso. No porque las considere débiles, sino por pura gentileza y caballerosidad. Siento que a la sociedad actual le falta mucho algún toque amable y gentil. O sea, tratar a los otros como si fueran parte de mi familia.

Lo de retirar la silla ya no lo hago desde que una joven me dijo violentamente: “¿crees que soy una inválida acaso?” Entonces caí en cuenta que estoy viviendo en el siglo XXI.

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