Atención “familia” y “amigos”

Hay dos tipos de invitaciones que te pueden hacer los amigos. Hay una de ellas que siento como una simple formalidad. Son frases de este tipo: “juntémonos algún día”, “un día de estos tenemos que vernos”, “te llamo”… He aprendido que cuando uno trata de resolver un encuentro, lo más probable es que la otra persona responda con evasivas. He decidido que después de una insistencia razonable, y de descubrir que la otra persona no tiene mayor interés, no gastar mi energía mental ni emocional en esas teóricas juntas. Para mantener una amistad se necesita de la motivación de las dos partes.

Con casi todas las personas hay que estar deduciendo qué habrá querido decir con lo que dijo. Qué es lo que realmente está pensando. La asertividad es una rareza en la sociedad actual.

Es muy conveniente ir más liviano en la vida. Si mantenemos una rutina de hacer siempre lo mismo, sin tener nuevos desafíos, sin aprender nuevos caminos, entonces se puede mantener por años a los mismos amigos. Sin embargo, si la vida se hace interesante por las nuevas búsquedas que emprendemos, si seguimos creciendo personal, espiritual y profesionalmente, es normal y sano ir variando las amistades. Los intereses con antiguos amigos pueden ya no ser mutuos y, a su vez, nos encontramos con nuevas personas con quienes compartimos nuestra nueva vida. Nuestros pensamientos y sentimientos han de estar abiertos a las oportunidades de nuevos encuentros.

Hay otro tipo de amigos, muy escasos por cierto, que cuando dicen “me gustaría que nos visitáramos”, lo hacen con sinceridad y convicción. Hay que estar atentos para responder y actuar pronto. ¡No hay que dejar pasar el tiempo! Uno de los arrepentimientos más frecuentes de las personas moribundas es no haberse dado el tiempo para reencontrarse con amigos y familiares, sentir que lo desean tanto y ya no es posible. No esperemos tanto. El momento es ahora. Incluso, hay personas lindas con quienes podemos ser amigos durante toda una vida, aún cuando pudiera, en algunos casos, cada uno tomar rumbos diferentes.

Visito a mi amigo Arnaldo. Lo conozco desde fines de la década del 70. Compartimos la búsqueda en la vida, con matices distintos lo que hace más interesante la conversación. Y reencontrarse con un amigo puede permitir conocer a sus amigos. Y el amigo de mi amigo, puede resultar otro amigo, como en este caso.

Y regalarse un rato amable en la vida, prácticamente no cuesta nada. No se necesita dinero para esto.

¿Qué tal si llamas a un amigo o una amiga que no has visto hace tiempo? ¿Cuál será su tipo de reacción? ¿”Veámonos algún día” o “encontrémonos en tal lugar este miércoles a las…”?

Foto de 2012: En el hogar de Arnaldo Loyola y Mónica Hermosilla.

Abrir chat
1
Escanea el código
Hola, soy Sergio Valdivia.
¿En qué podemos ayudarte?