¿A dónde hay que mirar cuando uno va en una embarcación?

El siglo pasado, —sí, el siglo pasado— estuve de paseo por este lago de México. Habitualmente se mira hacia adelante o a los lados para sacar fotografías. Sin embargo, de pronto pensé, ¿por qué no hacia atrás? Así se aprecia la estela que la embarcación va dejando en el agua. Recuerdo haber hecho algunas reflexiones sobre esta actitud. Y ahora mis neuronas la están profundizando más.

Nuestra marcha por la vida puede estar muy limitada si pensamos lo que éramos ayer, lo que tuvimos o no pudimos tener, lo que debí hacer o lo que debí decidir. Y esto porque inconscientemente pensamos que la historia se repite. Si ayer no logramos tal cosa, ahora tampoco se va a poder.

Sin embargo, es una creencia absurda. Todos tenemos muchas capacidades y la vida nos ofrece infinitas posibilidades. Es decir, hoy nos podemos abrir al mundo con la mente limpia, con nuestro diario de vida en blanco. Hay que liberarse de los grilletes y cadenas del pasado.

Me imagino yo pilotando esa embarcación ahora. Miro la estela que dejo cuya forma depende de la forma, peso y velocidad de la embarcación. Va quedando atrás hasta disolverse en el lago. Bien, esa estela no puede conducir el bote, ¿verdad? Es el conductor el que lo hace. Y lo que impulsa la embarcación, ¡no es la estela!, es el motor.

Lo que necesitamos ahora para seguir navegando en la vida es nuestra energía. Y yo, tú y todos, estamos llenos de recursos.

¡No utilices tu estela para navegar! No tiene poder, como tu pasado no tiene otra influencia de la que le damos. Actúa con energía, motivación, creatividad, positividad y abre tu mente a nuevas oportunidades. Así lo he hecho, y, obviamente, resulta.

Del pasado se adquieren experiencias, permitió que llegaras hasta el presente. Sin embargo, hay que liberarse de él. Cada instante ha de ser ahora un nuevo presente, un momento tras otro.

Me concentro en lo que puedo hacer en este momento y así voy creando la abundancia que merezco.

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