Invocar entidades, meditar y pronunciar decretos te ayuda a tranquilizar tu consciencia y a pensar que estás haciendo algo por la paz mundial. Esto parece bueno para la salud.
Sin embargo, nada influirá en los poderosos intereses gubernamentales, religiosos y financieros que manejan la sociedad y que mantienen el inmenso negocio de la guerra.
Diríamos que decir frases bonitas por la paz al menos no hace daño. Yo creo que sí, si esto se limita a tranquilizar la consciencia.
La manera efectiva de construir paz es desarrollar una cultura de la paz que empieza con cada uno de nosotros. Hay que aprender a tener más empatía, a tener más comprensión y tolerancia, a tener y practicar solidaridad con las personas más necesitadas o carentes. Entre otras cosas se requiere escuchar atentamente a los demás y aprender a conocer sus motivaciones y necesidades. Se necesita observación en el entorno inmediato de cada uno y preguntarse: “¿en qué puedo ayudar?”
Si un día hay mucha gente con estas actitudes, tendremos jóvenes no solamente amantes de la paz, sino que practicantes de ella. Y si mantienen estos comportamientos, quizá puedan llegar a puestos de poder e influir positivamente en la sociedad toda.