Para ver bien hay que cerrar los ojos

Henri de Toulouse-Lautrec, “En la cama: el beso”. (1892)

Hay momentos de realidad profunda donde el tiempo se detiene y el espacio se percibe como es, abierto en numerosas direcciones en las cuales te puedes sumergir al mismo tiempo… tiempo especial sin término ni principio.

Mis labios se juntaron con los tuyos en un contacto sin piel. Por eso nuestros ojos se cerraron para poder ver bien. No hay otra forma de mirar el tiempo especial ni el espacio diverso. Sólo en esos momentos vimos el mundo tal cual es, con infinitos colores, vibraciones y cuerpos latiendo juntos sin separación. Mágico momento que es fugaz y a la vez eternamente guardado en nuestro ser. Imposible de ver bien si no cerramos los ojos.

Realismo y fantasía, unidos como lo estamos en ese beso de siempre, inolvidable, imperdible. Un instante de amor e intimidad que se queda en el alma de ambos, inexorablemente. Visión de la vida una.

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