¿Te has fijado lo rápido que corren las malas noticias? Por eso son las que más venden. Los canales de televisión pagan altas sumas de dinero por ellas.
En una empresa basta con que alguien comente «fulano de tal es (aquí el peor defecto que se te ocurra)» y pronto encontrarás que casi todos lo andan propagando.
A alguien desprevenido le llegarán luego muchos comentarios al respecto. Entonces pensarás: «si tantos lo dicen, algo debe ser cierto». Entonces, te sumarás a la corriente de opinión. Tal vez recuerdos uno de los muchos dichos populares, la mayoría carentes de toda verdad: “si el río suena es porque piedras trae”.
Pero si alguien dice algo positivo de otra persona, esto sí que no corre. ¡Queda hasta allí! Supongamos que A le dice a B: «encuentro que C es una excelente persona, muy amable y servicial». Este comentario no correrá por toda la empresa. Lo más probable es que ni siquiera lo sepa C.
Las malas noticias hacen daño, son exageradas y crean un ambiente de pesimismo y animadversión.
Las buenas noticias llevan alegría, buena voluntad e inducen a cooperar por el bien común.
Una clave de éxito es convertirse en propagador de buenas noticias. ¡Ve y dile a C que A opina que es una excelente persona! Ganarás amigos y aprecios. Y apoyo cuando más lo necesites. Y especialmente, ganarás la satisfacción de propagar buenas noticias. Serás mucho mejor recibido en todas partes.
Técnica de Éxito Seguro: Sea reportero de buenas noticias. (Sergio Valdivia)
(Lo publiqué por primera vez en la Revista Ser Feliz del 5 de julio de 1999).
FBS/INSs