Este tipo de actividad se da mucho en algunas personas. Quizás en ti. Se juega diciendo frases de este tipo: «si no fuera por ti yo habría estudiado…», «si no fuera por ti habría salido…», «si te quedas conmigo, entonces lo haré», «si no fuera que tenemos este gobierno yo habría progresado en mi empresa», «si no fuera por los padres que me tocaron yo tendría seguridad», «si no fuera por el profesor que no me aprecia, tendría mejor calificación»…
Es un juego beneficioso en principio, porque resulta cómodo. Es más fácil culpar a los demás de lo que sucede que asumir la propia responsabilidad. Si yo digo «si no fuera por ti…», se está significando que el otro es responsable, es la otra persona la que debe cambiar, pues es culpable de las desgracias que me suceden. Asumo pues el rol de pobre víctima de las circunstancias.
Al actuar así, la persona se queda esperando que algo cambie. Incluso, se resigna cuando algo no se puede cambiar, por ejemplo, los padres. Como no los puede cambiar, entonces no le queda más que aceptar su incapacidad y quedarse esperando que alguien le socorra.
Sin embargo esta comodidad es nefasta, pues al actuar así se pierde el control de la propia vida. Se deja a los demás que decidan cómo vivir. Obsérvate por si estás jugando al «si no fuera por ti». Recupera el control y el poder de tu existencia y tu vida mejorará notablemente en calidad.