Cuando era niño, como de seis años, cuando el mundo era en blanco y negro, descubría la onda corta en radio. Me fabriqué unas antenas con hilo de cobre enroscado y también construí unas antenas parabólicas con tapas de tarros metálicos a las que iba martillando hasta lograr la curvatura aproximada.
Esto me permitió escuchar radioemisoras de todo el mundo. Una de mis favoritas era la “Voz de Alemania”.
¿Cómo lo aprendí? De manera autodidacta, leyendo en la biblioteca pública de mi localidad.
Hoy, sigo disfrutando de esta emisora por televisión satelital en su versión de televisión.
Acabo de ver un reportaje hecho a Lars Hirrichs, un joven empresario alemán de 37 años. Hace una década creó la red social Xing enfocada a poner en contacto a empresarios para conocerse y para buscar personal calificado para sus emprendimientos. Vendió acciones de su compañía y se ha convertido en multimillonario. Esta red social, principalmente enfocada a personas de habla alemana, reúne ya a catorce millones de usuarios.
Ahora dedica su tiempo a lo que le apasiona: poner en contacto y ayudar a jóvenes emprendedores con ideas creativas. Es invitado anualmente a decenas de encuentros y conferencias de empresarios.
Su manera de enfrentar la vida es actuar, ver las oportunidades y enfrentarse a los riesgos. Indica que hay que estar atento a observar. Un empresario no debe basarse únicamente en lo que los clientes opinan para encontrar soluciones, porque ellos no están capacitados para ver todas las posibilidades.
Xing y otras empresas que ha desarrollado, han sido posibles, explica, porque “hicimos más cosas bien que mal. De los errores se aprende más que de los éxitos”.
Señala que la mejor decisión que hizo en su vida para ser un empresario exitoso fue retirarse de la universidad el primer día de clases.
Fue clave una conversación que tuvo con el Decano. Le preguntó por qué quería seguir una carrera universitaria. Hirrichs le dijo que quería aprender cómo funcionan las interrelaciones entre la macro y micro economía y porque en el futuro quería fundar una empresa. Necesitaba aprender manejo de finanzas. El Decano le explicó que las finanzas era algo importante, pero podía contratar a alguien para que lo hiciera. Entonces, concluyó Hirrichs, no tenía por qué tratar de hacerlo todo él. Era asunto de armar un buen equipo.
Es un ejemplo de cientos de miles de grandes empresarios que no necesitaron de la universidad para triunfar. No quiero decir que la enseñanza superior no sirva. Sin embargo, los conocimientos se pueden adquirir fuera de la universidad, más aún en el mundo de hoy con tanto acceso a la información de todas partes. Los que me conocen, saben que manejo y aplico una cantidad enorme de información en todos los campos del saber humano. Lo aprendí leyendo en las bibliotecas, haciendo fichas donde resumía las ideas principales y al dorso de ellas ponía mis reflexiones y conclusiones. Hablaba con gente experta. Y todo eso con una máquina de escribir y libros de papel. Hoy todo es inmensamente más fácil.
En mi modesta posición en el mundo, he logrado tener también mis emprendimientos y, aunque tengo enseñanza superior adquirida en universidades, para mí ha sido muy claro que he aprendido a pesar de haber tenido que ir al colegio y a la universidad. He aprendido mucho más y a mucha mayor velocidad fuera del sistema educacional tradicional.
En el camino me encuentro siempre con personas que tienen la creencia limitante que no pueden ser más prósperas porque no tuvieron la oportunidad de ir a la universidad. Esto es una limitación auto impuesta. Se puede aprender, de los errores y de los éxitos; se pude formar un buen equipo y atreverse a correr riesgos. Hay múltiples maneras hoy de adquirir conocimientos superiores y gratis. Bueno, incluso, siempre es posible estudiar en la universidad, independiente de la edad que se tenga.
En nuestro Instituto y Editorial Círculo Aleph (www.circuloaleph.com), enseñamos desde 1972 cómo aprender, cómo mejorar la calidad de vida y abrirse a las infinitas oportunidades de la vida y entregamos enseñanza práctica de nivel superior para que, como dice nuestro lema, “seas todo lo que puedes ser”.