No basta tener dinero
Vivimos en la era de la información y de los cambios constantes. Las nuevas ideas, los movimientos y los conceptos nuevos cambian el mundo casi a diario.
El dinero fue el motor de la sociedad industrial. Pero en la sociedad de la información el propulsor es el conocimiento.
Esta clave del poder está a disposición de todos nosotros, no como en tiempos antiguos que estaba en manos de una elite: nobleza, clérigos o sacerdotes. Ahora tenemos acceso al conocimiento y a las nuevas ideas prácticamente sin necesitar dinero.
El poder está en la capacidad para actuar. No basta el acceso al conocimiento, hay que ponerlo en acción.
La que hacemos en la vida está determinado por la manera en que nos comunicamos con nosotros mismos.
Producimos dos formas de comunicación que configuran nuestras experiencias vitales.
- Comunicación interna, constituida por las cosas que nos representamos, decimos y sentimos en nuestro fuero interno.
- Comunicación externa. Con el mundo exterior nos comunicamos por medio de palabras, entonaciones, expresiones faciales, posturas corporales y acciones físicas.
Cualquier comunicación es una acción, una causa puesta en movimiento.
Lo que uno percibe no es el resultado de lo que le ocurre en la vida, sino que la interpretación que le damos a lo que ocurre.
Un director cinematográfico manipula lo que ves y oyes. Un buen ejemplo es la película «El Show de Truman».
Es conveniente practicar y aplicar el conocimiento que adquirimos. Y observar siempre si nuestras acciones nos conducen al éxito. Para conocer a dónde nos llevan nuestros actos es necesario observar, juzgar y evaluar constantemente.
Con estas actitudes, desarrollamos la flexibilidad para modificar el rumbo de nuestras conductas hasta conseguir lo que queremos.