Atención a los mensajes

Todos comprenden que la vida se hace más fácil y exitosa si se mantienen buenas relaciones con los demás. Sin embargo, se producen malos entendidos con los mensajes. Muchos se sienten ofendidos sin que el supuesto ofensor haya tenido esa intención y sin que siquiera se entere que alguien se sintió afectado por sus palabras.

Los mensajes que uno entrega ya sean en forma escrita u oral siempre son susceptibles de malas interpretaciones ( ¡ incluso éste ! ).

Una cosa es la idea original, otra es la forma como ésta se codifica ya sea oral o escrita y otra muy distinta es como la interpreta el receptor.

CUIDADO CON LOS MENSAJES ESCRITOS

Al recibir un mensaje escrito, como un correo electrónico, no vemos la expresión del emisor, no sabemos cuál es su expresión corporal ni su tono de voz. Lo mismo con una carta. De modo que hay varios cuidados a tener en cuenta.

Por parte del emisor, revisar lo escrito para evitar al máximo las malas interpretaciones. Emplear un tono ojalá coloquial y amable. Plantear las críticas y sugerencias más como preguntas que como afirmaciones. Dejar abierta, en lo posible, la posibilidad de un encuentro personal posterior o al menos, abrir la posibilidad a toda aclaración necesaria.

Por parte del receptor, no juzgar a primera vista. Siempre será positivo tomar las cosas con calma y cuidar de no mal interpretar.

Lo que el receptor interprete de un mensaje escrito no necesariamente coincidirá con lo que el emisor quiso decir, ni con la intención con que lo dijo. Pida todas las aclaraciones que considere necesarias.

En el lenguaje escrito es más importante que nunca ser cortez, amable y respetuoso.

UN MENSAJE TIENE MUCHOS COMPONENTES

En toda comunicación hay por lo menos los siguientes elementos. Un emisor, un mensaje y un receptor. El emisor emplea un código para enviar su mensaje. Puede ser oral o escrito, por ejemplo. El receptor debe tener el mismo código para descifrar o decodificar el mensaje. Si el receptor es analfabeto, no podrá entender un mensaje escrito por muy completo que sea este. Si el emisor emplea determinados gestos para expresarse (otra forma de codificar un mensaje) y el receptor tiene otro código, se producirán malos entendidos. Por ejemplo, hay una cultura donde el gesto para decir no es mover verticalmente la cabeza, como cuando la mayoría queremos decir sí.

En una comunicación personal, la mayor parte del mensaje nos llega visualmente. Tomamos en cuenta la expresión corporal y la entonación empleada por el emisor. El contenido mismo del lenguaje tiene importancia secundaria. Más importante de qué es lo que usted dice, es cómo usted lo dice.

Mire a los ojos a su interlocutor, tenga sus manos a la vista, acompañe su expresión facial con el énfasis que quiere dar a su mensaje, y tendrá mucha más credibilidad ante los demás.

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