1980

Profesor de masajistas

Esta es parte de mis tarjetas de apoyo para realizar mis cursos de preparación para masajistas profesionales. Están mecanografiadas con mi máquina de escribir. Todavía no sé nada de internet, ni computadores personales, ni google, ni celulares…

Es positivo establecer de alguna manera un contacto humano, algo común a los mamíferos y que se ha perdido mucho. El masaje, especialmente el de relajación, lo permite.

Eso sí, significa un contacto muy directo en cuanto a lo energético también y el masajista tiene que saber protegerse de las vibraciones que le puedan llegar y saber no involucrarse. Hay que pensar muy bien con quien uno se deja masajear.

Círculo Aleph con gran actividad

Hay muchos cursos en nuestro Instituto Círculo Aleph. Cuento con un maravillo equipo de colaboradores. Por respeto a la privacidad no los menciono aquí. Obviamente, nada puede hacerse sin el servicio de tan bellos seres humanos.

Compartimos la sede en Av. República 250 con la Alianza Espiritualista Internacional. Ya nos preparamos, eso sí, para mudarnos a nuestra sede exclusiva. Necesitamos ampliarnos.

Estudiando portugués

Pasar un buen tiempo en Brasil me gusta tanto que estoy pensando seriamente en quedarme a vivir acá. Tendría que arreglar muchas situaciones y ver si esto es posible, pero me gusta mucho la idea.

En Fortaleza CA (al nordeste de Brasil), estudio Lengua portuguesa. ¡Me encanta!

Aprecio mucho tus comentarios y aportes. Escríbeme. ¿Hay algo mal? ¡Avísame!

Paseo Ahumada hacia calle Agustinas
Me encanta ir al Paseo Ahumada y pasar en medio de este surtidor de agua cuando hace mucho calor.

La alegría de escribir una carta se potencia con la alegría de recibir la respuesta

En la viñeta de Ferrilo de podemos apreciar el típico buzón para cartas. Para mí es emocionante escribir y esperar varios días antes de recibir una carta de respuesta. Me gusta apreciar el papel donde se escribió, la letra del remitente, el color de la pluma o lápiz. Todo esto dice mucho de quien la envía. Incluso, algunas cartas traen todavía el olor de quien las envía.

Saber más de la calle o paseo Ahumada

Antigua calle Lázaro de Aránguiz.

En 1552 se construyó una de las primeras casas de Santiago, cuando Rodrigo de Araya, alcalde de Santiago, obtuvo el primer solar de este sector. Pese a este hito, la calle no fue conocida por su nombre, sino que por el de otro vecino, el escribano Lázaro de Aránguiz.

No fue hasta la llegada de la familia de los Ahumada que se le dio este nombre. La casa de esta familia fue una de las pocas que se salvó del terremoto de 1647, que destruyó la ciudad de Santiago. Dada estas circunstancias, los vecinos del sector quisieron trasladar la ciudad a Talagante o Quillota, pero gracias a la influencia de los Ahumada, la ciudad se quedó donde estaba, y comenzó a hablarse de la “Calle de Ahumada”.

Ésta fue una de las primeras calles en tener servicio de serenos y también uno de los primeros locales autorizados para funcionar como billar, café y casa de diversiones públicas.

En la segunda mitad del siglo 19, el intendente Francisco de La Lastra quiso borrar todo vestigio hispánico en el nombre de las calles, bautizando como Ayacucho a las calles Ahumada y Puente. Sin embargo, el decreto fue poco considerado por los ciudadanos.

Al avanzar el tiempo, la calle se consolidó como centro de comercio elegante. Lucía grandes escaparates, las librerías guardaban las últimas obras del viejo mundo. En algunas mansiones o al interior de los pasajes se encontraban locales con estantes de buena madera, lámparas importadas y cristales finos.

Después de los años 20 y 30 del siglo pasado, se derribaron las tradicionales mansiones, que fueron reemplazadas por torres de oficina, con locales en la planta baja, manteniendo así el carácter comercial del sector.

En 1977, fue transformada en paseo peatonal y remodelado en 1999.

Fuente: Ilustre Municipalidad de Santiago

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