1954

¡Qué susto!

Es curioso que pese a haber tanto dinero en la familia, yo tenía ropa vieja, mis zapatos tenían hoyos (a veces se me perforaban los calcetines), la suela suelta que de vez en cuando se mandaba «clavetear» (yo pensaba que todo esto era de lo más normal). Nadie se fijó en mí para mandarme a la escuela. Y cuando llegué a ir ésta quedaba a unas 40 o 50 cuadras, trayecto que hacía a pie con un primo, porque no nos daban dinero para tomar una locomoción colectiva pese a que había rebaja para el pasaje escolar.

Con mi papá, ni contar. Un día que intenté acercarme para hablarle, se paró de su escritorio donde estaba escribiendo algo, pegó un grito y agarró un sable (de verdad, él estaba en el ejército) y me salió persiguiendo por toda la casa. Casa grande. Muchas habitaciones, tres o más empleados, jardines enormes, quinta con árboles frutales, muchas plantas y ¡muchos caracoles!

Mis primeras acusaciones de que hago trampa

Un día la profesora hacía ejercicios de multiplicación con dos dígitos, y yo era siempre el primero en resolverlo, prácticamente de verlos. Entonces ella sospechó que yo copiaba o algo así. Y me dijo, ¿dónde están tus cálculos? ¿Dónde hiciste la multiplicación? Pero señorita, le dije, si tengo que multiplicar 38 x 52, es que tengo que sumar 52 veces 38, ¿ve?, y el resultado es 1.976. Lo sumo en mi mente, ¿para qué escribirlo? ¡No podía creer que yo hiciera eso y que no supiera las tablas de multiplicar! Eso es porque había leído que multiplicar significaba sumar una cantidad de veces un número. Nadie me había explicado otra cosa. Y como no me metían a la escuela…

La sospecha que yo copiaba me acompañaría durante toda la enseñanza primaria o básica. Es que me bastaba mirar algo para aprenderlo. Después me llevará a exámenes para concluir que yo era una rareza, determinan que tengo un cociente intelectual muy alto. Menos mal que yo no entendí en esa época qué era eso, así que no me creí ninguna cosa especial.

Parece que mi vida estará también rodeada de personas que me calumnian y mienten sobre mí. ¿A todos les pasa?

Compañeros de infancia

Entrar a la escuela no fue nada de fácil y tardaría años en descubrir por qué. Recuerdo que me llevaron a Valparaíso porque allá tenían que traerse unos papeles que necesitaba para mi matrícula. Se armó la típica discusión de mi abuela con mi abuelo (Horacio). Él se negaba a algo. Mi abuela llevaba unos papeles preparados que el tenía que firmar, pero se negó. Total que aprovechó un momento que él tenía que salir de su oficina y mi mamá agarró unos timbres y se los puso a los papeles. No sé por qué esto lo recuerdo perfectamente, es como si lo estuviera viviendo ahora.

Y me dijo luego… “usted”…(siempre me trató de usted y no me permitía a mí tampoco ningún tuteo ni opinión)… se llama Sergio Valdivia Correa. Mi papá y abuelo, obviamente, eran de apellido B…. ¿Y por qué pregunté? ¡Ni una palabra más! (expresión absolutamente típica y de siempre de mi abuela).

Después descubriría la falsificación de diversa documentación y mi bisabuela me revelaría toda la verdad. Y aprovechando la influencia de tan alto cargo en el Registro Civil y algunas falsificaciones de timbres y firmas, aparecí con esta identidad. También a consecuencia de lo mismo, con dos fechas de nacimiento. Una la legal y otra la real.

Total, no me hice problema. De nada me hacía problema. Vivía solo en medio de gente. Los únicos momentos de compartir, era un poco con mi primo (Patricio) y más adelante con mi hermana C…. A ella la ayudaba en sus tareas, repasábamos juntos, jugábamos, le regalaba libros o revistas que le gustaran (yo podía comprarlas con el dinero que ganaba en la Carnicería y Rotisería Oriente”). En esos años yo no sabía que era mi hermana aunque pronto comencé a sospecharlo. Ella no supo hasta muchos años después que yo era su hermano de padre.

Hasta que un día cuando estábamos más grandes y que llegó ella del colegio corriendo, feliz y gritando como siempre ¡Sergio, Sergio! ¿Dónde está Sergio?  Y su mamá estaba en la casa y oí que le dijo a mi abuela, en tono casi de pavor… “¡Dios mío, Sra. Elena, ¿qué vamos a hacer con estos niñitos?! De ahí prohibieron que nos juntáramos y pasarían años antes de volver a verla.

Y esperaré hasta que mi madre y la mamá de ella murieran para que tuviéramos una conversación y cotejáramos la verdad.

Revistas de  historietas

Disfruto de las historietas, las revistas de “monitos”. Hay ciertos personajes que me han hecho reflexionar mucho. Pero antes de contar esto, quiero decir que, a veces, no sé cómo, me llevan donde una tía mayor y tiene una habitación repleta de revistas de historietas, algunas muy antiguas. Así estoy conociendo las primeras que se hicieron en Chile. Por ejemplo, “Don Fausto” creado en 1924, “Pobre Diablo” de 1946 (una revista picaresca que en el futuro parecerá infantil), “Topaze” dedicada al humor político, “El Peneca” desde los años 20 dirigida por Elvira Santa Cruz, “El Cabrito”. También conozco la revista “Okay” donde se entregan historias de distintos héroes y personajes por capítulos, en serie. Y en su página final comenzó a aparecer una historieta de “Condorito”. 

Mucha gente creerá en el futuro que el personaje fue creado por Pepo. Condorito ha sido creado en estos días por un joven talento: Themo Lobos. Pepo adoptó al personaje llamándolo “Efanor el Condorito” y lo esgrimió contra la caracterización de Chile en el avión Pedrito en el film de Walt Disney «Saludos Amigos». En esa película, Disney creó entre otros a José Carioca representando a Brasil. A Chile lo representó sólo como un avioncito. El personaje de Pepo se populariza rápidamente y ha quedado simplemente con el nombre de «Condorito».

Barrabases

En este tiempo aparece “Pepe Antártico” creado por Percy mientras yo estaba naciendo. Este año se publica Barrabases que lo compro siempre. Creación de Guido Vallejos y que trata de historias de deportes y el famoso equipo de fútbol que lleva ese nombre. Hay algunos jugadores famosos como Pirulete, Chico, Guatón, Pelao… todos dirigidos por su entrenador, Mr. Pipa. También comienza mi afición por coleccionar los números 1 de cada revista aparecida.

La fortuna y su causa

 Hay dos personajes de Walt Disney que forman parte de nuestra cultura occidental porque representan dos arquetipos, dos formas de comportamiento humano. Uno de ellos es el Pato Donald y el otro su primo, que recibe diversos nombres según la zona geográfica: Glad, Pánfilo y otros.

El Pato Donald es mal genio, fracasado y convencido de su mala fortuna. Su primo viste elegante, es alegre y seguro de su buena suerte. ¿A quién le va mejor en la vida? Sin duda a Glad.

Me ha quedado en la mente la siguiente escena que vi en una revista. Donald y su primo caminan por una calle. Donald quejándose que no tiene dinero para comprarse un helado. Glad tampoco lo tiene, pero está seguro que de alguna manera lo conseguirá. Entonces, Donald, rezongando, se tropieza con un bulto pequeño que salta lejos… a las manos de Glad. Es una billetera con suficiente dinero para darse el gusto que quieren.

Diríamos que la especie humana se clasifica entre los Donald y los Glad. Entre los que se sienten fracasados y entre los que se sienten afortunados.

Quien tiene confianza en sí mismo, cree en las oportunidades que la vida le va a presentar en algún momento y persevera hasta conseguir lo que quiere, es un triunfador. Tiene más éxito quien cree que tendrá éxito. La única diferencia entre Donald y Glad es su actitud mental: eso es lo que provoca el destino de cada cual. ¡Conéctate con lo positivo!

Curiosidades

Los personajes de Disney tienen las mismas iniciales. Por ejemplo, Mickey Mouse (Ratón Mickey), Daisy Duck (Pata Daisy), Donald Duck (Pato Donald), Gladstone Gander (Ganso Glad). Gladstone significa lugar o piedra de la suerte.

Algunos artistas famosos harán lo mismo en el futuro. Brigitte Bardot (B.B.), Marilyn Monroe (M.M.), Claudia Cardinale (C.C.).

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