1972

Nos reunimos como lo hacemos hace meses con un grupo de amigos a quienes les guste que les enseñe diversos termas y prácticas para el crecimiento personal.

Las reuniomes las hacemos en mi escritorio. Ponemos cojines en el suelo y nos sentamos unos 6 a 8 participantes los sábados en la tarde.

Decidimos formalizar las reuniones y darle un nombre al grupo. Lo llamaremos «Círculo Aleph». Decidimos que con ocasión del solsticio de este 21, lo inauguraremos oficialmente este día.

Mientras tanto en la universidad…

Comprando revistas

Me fui a un rosedal cercano y en mi meditación se me apareció un ser que en resumen me dijo que debía seguir mi voacación de educador y que mi misión en la vida es aprender a ser mejor persona y con esa experiencia, apoyar a otros que necesitan también cambiar favorablemente sus vidas.

Tras la experiencia mística en el rosedal y la decisión de dejarme guiar, cambiando la orientación que tenía mi vida hasta entonces, es inevitable un recuento de mi existencia hasta este momento.

¿Por qué ingresé a ingeniería química? En parte porque nadie en la casa me orientó ni me apoyó en nada en cuanto a mi vida. Y en parte porque, estando en el liceo, disfrutaba de las clases de química, una de las pocas en que no me aburría. Un día el profesor preguntó algo, no recuerdo qué, y nadie sabía la respuesta. Yo siempre la sabía, pero me quedaba callado. Ese día la dije. El profesor recorrió toda la sala para darme una palmada en la espalda y felicitarme. ¡Un gesto que por primera vez en la vida alguien tenía hacia mí! Eso me marcó y fue lo que me decidió estudiar química. Increíble lo que un simple gesto puede hacer.

Y llega también a mi universidad

Rara experiencia

Ese día en el rosedal sentí una presencia y luego vi algo luminoso delante de mí, en forma más o menos humana. Y una voz muy clara (¿vendría de mi propio inconsciente? ¿de otra dimensión?), estableció conmigo un diálogo tipo socrático. Preguntas para que yo reflexionara.

En síntesis, que hiciera una retrospección por distintas etapas de mi vida y pensara qué era lo que más me había hecho feliz o en qué me hubiera sentido satisfecho. Iba recordando y respondiendo y fui guiado a darme cuenta de que ya había hecho una cantidad enorme de estudios y actividades (fui clasificado como “súper dotado” por psicólogos educacionales que estudiaron este bicho raro llamado Sergio Valdivia). Fui llevado a descubrir por qué en mis estudios secundarios obtenía la nota mínima para pasar en circunstancias que sabía más que nadie. En conclusión, siempre fui feliz cuando tenía la oportunidad de enseñar algo a alguien y que tenía el don de aprender rápidamente los temas difíciles y sabía explicarlos de manera fácil, para que todos me entendieran.

En mis estudios universitarios hasta entonces me había sentido bien, porque más que ir a clases normalmente, me dedicaba a enseñar a los demás y a explicarles fácil lo que es difícil. Además, esto crea un vínculo de credibilidad y ya había muchos compañeros que me pedía orientación de su vida, en muchos aspectos.

En esos días faltaba poco para terminar mi carrera, había postulado a tres trabajos y en los tres había quedado. Lo más lógico era irme a trabajar a Química Hoechst, una empresa internacional donde iba con un muy buen cargo. Pero claro, visualizándome allí, no me gustaba para nada, aunque ganara mucho dinero.

Tu misión, me dijo, es unir ciencia y metafísica. (Yo estaba en la masonería). Por eso esta formación que has adquirido te va a servir y no tienes que apenarte por estos años. Eran necesarios. Y te dedicarás a enseñar y guiar a otras personas a ser más felices, como siempre sentiste desde niño. Ahora estudia un poco más sobre educación y enseñanza, sigue con tu trabajo actual que te lo permite… y muchas cosas más me dijo.

Si lo pienso en términos de este mundo, ese “diálogo” tendría que haber sido un par de horas, pero parece que apenas transcurrieron unos minutos de nuestro tiempo terrenal.

Decidí irme inmediatamente para perplejidad de mis colegas y superiores y el decano. ¡No lo podían creer! Como en muchas situaciones de mi vida de antes, salí sin mirar hacia atrás, sin siquiera sacar mis cosas, cerrando esas puertas para siempre.

Ahora tendría que ver cómo arreglármelas si en mi trabajo recién salía a las 18:21 horas. Hasta ese momento había trabajo de día y estudiado de noche. Pero en otra carrera relacionada con educación no era posible.

Ya estaba casado. Y Ch. me apoya en todas las decisiones. Quizá hubiera sido mejor una converación y disusión en este y muchas otras decisiones de vida. Ella se limita a estar de acuerdo y apoyar lo que yo decida. Así han sido las cosas.

Música LIbre