1967
¡Hola muchachito!
¡Hola muchachito!, es el habitual saludo cordial con que me recibe en su taller el pintor Francisco Leiva Mella. Lo recuerdo de bigotes con apariencia de esos caballeros antiguos que hace tiempo parecen haberse extinguido. Debe haber tenido unos 60 años. Su solemnidad curiosamente armoniza con su cordialidad y galantería; con su enorme mesa de trabajo, sus tableros y sus acuarelas. Todo enmarcado en una vieja casona en la calle San Ignacio con vista al Parque Cousiño, hoy Parque O’Higgins. (Para saber más de este parque, pulsa aquí)
La enorme habitación del siglo XIX, los tableros, caballetes, pinceles, los olores aceitosos de los tintes, los árboles del parque y mi amigo pintor, forman una alucinante pintura viva en tres dimensiones, tan fascinante o más que el cuadro de Las Meninas de Velásquez.
Panchito pinta con el pseudónimo de Leifranc. Hace trabajos para el Instituto Geográfico Militar. Se ha especializado en el “arte documental”. Estudia acuciosamente los uniformes de época especialmente de los soldados de Chile y de España de distintas épocas: Colonia, Independencia, Reconquista, Patria Nueva…
«Pinto las figuras legendarias de héroes, para reconocimiento, admiración y gratitud del culto hombre del presente, e incentivo y ejemplo a los estudiantes”, dice.
Es increíble la variedad de uniformes y atuendos que emplearon los soldados según la época y según los mandatos de los distintos Gobernadores. En las láminas se aprecia el uso del blanco, azul y rojo, predominantes en Europa en el siglo XVIII. El uniforme castrense en Chile y gran parte de América Latina tomó esos colores que reflejaban la unidad y disciplina de los ejércitos modernos.
En la zona central de Chile había en la época de la Colonia y los albores de la patria una gran población de negros. Para evitar el racismo que aún caracteriza a la mayor población del país, fueron mezclándose. Pasaron de negros a pardos o mulatos. De ahí a morenos… como yo. Hace décadas que solo existe una población negra en el extremo norte del país. (*)
Los patriotas también usaron los colores blanco, azul y rojo en sus uniformes, aunque el más recordado es el negro utilizado por los Húsares, llamados popularmente «Húsares de la Muerte».
Los húsares (del húngaro Huszár, en plural Huszárok, ‘abanderados del gran camino’) constituían una unidad de caballería ligera originada en Hungría.
Sus acuarelas se encuentran en los principales museos del país. Mi joven inconsciencia e inexperiencia no me permitió conseguir un recuerdo de una de sus acuarelas.
Y a propósito de juventud, en mi niñez tuve en mis manos libros de historia con ilustraciones de las guerras mundiales, sus armamentos y uniformes. Claro que en blanco y negro. Y también un enorme libro que se llamaba «Episodios Nacionales» donde en una página relataba algún hecho militar de la historia de Chile y la Colonia y en la página de enfrente una ilustración muy detallada, también en blanco y negro.
Así que entrar al mundo de Leifranc fue para mí como entrar a otra dimensión, literalmente. Lo anterior era como ver las sombras de la «caverna de Platón». Aquí, fue salir a la luz, al mundo lleno de colores y a la realidad de la guerra de la mano de un señor bondadoso y amante de la paz.
Nunca tanto como vivir la experiencia de una guerra. Soy agradecido de esto.
Notas
(*) Los chilenos no sólo tienen ADN amerindio, sino que también son en parte europeos y africanos, según han concluido tres estudios realizados por distintos grupos de investigación en Chile.
“En promedio los chilenos mestizos tenemos 53% de genes europeos, 45% de amerindios y 2% a 3% de origen africano”, dice la investigadora Lucía Cifuentes Ovalle del programa Chile Genómico, que estudió a 3.200 chilenos y que incluso indagó la genética por grupos socioeconómicos.
Estos porcentajes son resultados de sucesivas oleadas migratorias. La primera es la llegada de poblaciones a Monte Verde hace 14.500 años, cerca de Puerto Montt. Luego fue el turno de los españoles tras el descubrimiento de América, que además incluyó a esclavos africanos y a otros europeos.
Chile Genómico también realizó un análisis genético por nivel socioeconómico. El grupo ABC1 posee un 40% promedio de genes amerindios, el C2 un 44% y el C3, 48%. Mientras que el D y E, un 54%. Aunque la dispersión en cada grupo en amplia, por ejemplo, en el ABC1, los rangos van entre un 4% y 75% de genes amerindios.
Según Cifuentes, el mayor mestizaje en nuestro país ya tuvo lugar hace 500 años, hace unas 10 generaciones.
Amo escuchar radio y también ir a sus auditorios a ver espectáculos en vivo
En los estudios de Radio Yungay, CB 146 (con anterioridad tuvo la clave CB 101 y su eslogan era «Yungay, en el Centro del Dial»), ubicada en calle Miraflores esquina de Monjitas, Santiago Centro. Elenco preparándose para emitir el programa «La Farándula Musical». De izquierda a derecha, Jorge Boudon, Héctor Santelices, Teresita Maybé, Iris del Valle, Washington Biondi (locutor), Rolando Caicedo.
Abuelo paterno
Estos últimos años viene a vivir a casa mi abuelo paterno Horacio. Se ve una persona bonbadosa. Pronto enferma y fallece el 6 de agosto a la edad de 65 años.
El abuelo ingresó en el Instituto Nacional y en 1922 al Servicio de Registro Civil. Se desempeñó en San Francisco de Mostazal (1932), En Talagante, Maullín y Vicuña. En 1944 ocupó el cargo de Oficial Civil en El Barón, Valparaíso. Y desde 1946 es Oficial Civil de El Puerto (Valparaíso). También ha sido miembro del directorio de la ANEF (Asociación Nacional de Empleados Fiscales) y Presidente Honorario de la Sociedad de Socorros Mutuos Pedro Aguirre Cerda.
Revolución estudiantil
Nuestro movimiento está provocando una profunda reforma educacional y una democratización en las universidades. Luchamos también contra las familias poderosas que controlan los medios de comunicación y mienten sobre lo que hacemos y pedimos. En el frontis de la Casa Central de la Universidad Católica logramos poner este lienzo alusivo al Diario «El Mercurio».
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