1966

Alegría y belleza del baile

Vivo la etapa del baile de salón. Uno baila con su pareja coordinando pasos, movimientos y sentimientos, mirándose a los ojos. Como un solo ser. Un encuentro que es una experiencia con cada persona que se baila, una vibración que se hace una sola por unos minutos.

Para realizarlo bien se necesita aprender, ensayar y practicar con la pareja de baile. Me ha gustado mucho estar en una academia de baile y capacitarme para enseñar a otras personas. Es todo un arte indicarle con movimientos y sutiles presiones a la dama el movimiento que uno se dispone a realizar. Y delicioso cuando ella se deja llevar suavemente con una temporal sumisión. Hasta que los dos olvidan por unos minutos que son personas independientes.

El tango, por ejemplo, permite una cercanía e intimidad sana que no se da en la vida cotidiana ya que se prestaría para otras interpretaciones y tal vez despertaría otras emociones.

Óleo de Willem Haenraets

Al avanzar unos años, veo como las personas se van alejando unas de otras. Cada vez conversan menos, se elimina la intimidad y complicidad de una conversación mirándose a los ojos. Las parejas de baile se van separando y los ojos se van perdiendo, sin encontrar la mirada de su compañero de baile. Y si avanzo más tiempo, ya no hay parejas, cada uno danza solo. El feminismo destruye la momentánea sumisión y entrega al baile con el varón, éste va perdiendo su caballerosidad, ahora es mal visto. Y si sigo avanzando, ya da lo mismo. Las personas bailan solas, o saltan; ya no importa la pareja, así que puede ser del mismo sexo o simplemente no estar. Es un reflejo de la sociedad, con relaciones líquidas, indiferencias y aislamientos.

Voy al Estudio Valero, la academia de baile donde aprendí. Ya no es lo mismo. No es el mismo bullicio de gente, no están las fiestas que organizábamos allí los sábados en la tarde. No hay tertulias.

La parapsicología

Por estos años la ciencia comienza una apertura hacia la relatividad y la realidad cuántica. Está dejando de concebir la vida con un mecanicismo y solamente con lo Observable. Los fenómenos esenciales de la vida escapan a la visibilidad. En este camino de abrirse paso a experiencias no físicas (en el sentido de Newton), nace la Parapsicología. Una idea de disciplina basada en la ciencia tradicional y sus métodos, y a la vez intentando conocer realidades más metafísicas.

Desde niño tuve la inquietud de conocer por qué la humanidad reacciona a veces de manera tan instintiva y desafortunada, la parapsicología me entusiasma y comienza a abrir más mi mente. Vi hace pocas semanas un aviso en “El Mercurio” invitando a charlas y cursos. Asisto y apruebo.

Me acogen por mi aplicación y entusiasmo. Es así que este año 1966 fundamos el Instituto Chileno de Investigaciones Parapsicológicas donde profundizaré los próximos años las técnicas de hipnosis orientadas, en este caso, a llegar a la parte profunda de la mente que permitiera predecir los comportamientos futuros de una persona.

Investigar sobre parapsicología me permitió apreciar que la vida es mucho más de lo que se ve habitualmente, que percibimos un reflejo de la realidad. Es interesante actuar desde una dimensión más arriba de lo cotidiano porque es como moverse en el mundo de las causas y no solo en el de los efectos.

Cincuenta años hacia el futuro, estudiaré neurociencia, disciplina que tomaría el mismo enfoque.

En la foto, el primer directorio formado por destacadas personalidades de la época, excepto yo, claro. Soy el segundo atrás de izquierda a derecha, ocupando el cargo de Secretario General. El primero de derecha a izquierda en la fila de adelante, el periodista y profesor de hipnosis, José Luis Recart. Un poco más arriba, Gladys Sucarrat. Se me quedó grabada una frase que me dijo en una reunión social: “Cuando tengas la edad de José Luis, serás un maestro”. “No te falta mucho, oye”, bromeó José Luis.

Nos mandamos a hacer unos naipes Zenner para investigar la telepatía.

Contratado por la universidad

La Universidad Técnica del Estado me contrata para dar cursos de Parapsicología e Hipnosis en la Escuela de Invierno en Punta Arenas. Aprovechamos la ocasión para fundar una sede del Instituto Chileno de Parapsicología en esa ciudad.

Estudiando chino mandarín

Acampando en la cordillera de los Andes

Inevitablemente, todo cambia.

Alameda mirando hacia el sur. Al fondo el Parque Almagro. Una cuadra hacia atrás la casa de gobierno. Ahí mismo, frente a ella hay paradero de buses. Estos pueden detenerse en una horquilla de varios metros, así que la gente corre para subirse antes que se vayan o se llenen. Unos pocos policías (carabineros) con sus lumas, palos de esta dura madera para corregir a los ciudadanos. Al centro de la alameda hay una fuente de agua.

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