El hilo rojo se nota a veces

Este 5 de marzo de 2020 Alejandro Sieveking acaba de dejar este mundo. Y le sigue a las pocas horas su compañera Bélgica Castro. La biografía de ellos circula actualmente por internet de forma abundante, de modo que no detallaré ese aspecto aquí. Han sido velados juntos y juntos son cremados.

Ellos se conocieron cuando él entró a estudiar en la Escuela de Teatro de la Universidad de Chile. Bélgica fue su profesora. Aunque había una buena diferencia de edad, ella estaba casada y tenía un hijo, superaron las diferencias y obstáculos y se casaron. Hay que señalar que en aquella época esas dos situaciones eran muy criticadas por el común de la gente. Formaron una pareja muy unida, todo el resto de su vida.

Bélgica Castro y Víctor Jara, en la época en que los conocí.

Sin embargo, hace unos años ella se fue muy lejos. Se puede estar muy separado de alguien, aunque se viva bajo el mismo techo o muy unido a alguien, aunque separen kilómetros de distancia. La separación no es algo físico.

En el caso de Bélgica, el Alzheimer la alejó completamente. Fue muy duro para Alejandro tener alguien a su lado a quien era físicamente su compañera de toda la vida, pero que no podía comunicarse ni reconocerlo.

Ella había comentado siempre que quería morirse después de él, porque Alejandro sufriría mucho con su partida. Muere Alejando y ella desencarna a las horas después, así no más, sin estar enferma. Su persona ni siquiera supo que Alejandro había fallecido. Pero sus seres espirituales, unidos por un hilo rojo, sí estuvieron siempre comunicados y unidos. Así que cuando un ser se retiró de este mundo, el otro lo hace al poco rato después. Ya no era necesario permanecer.

Para mí es evidente que la comunicación espiritual no se interrumpe, aunque las personalidades a veces no se den cuenta. Somos seres espirituales que momentáneamente venimos a encarnar a esta vida para vivir algunas experiencias.

Me gusta imaginar que se encontrarán en una nueva aventura en un futuro cercano.

Hubo otro ser muy ligado a ellos. Desde sus comienzos, Alejandro que es dramaturgo, actor, guionista, escribió obras para Bélgica. Ella actuó siempre de manera brillante. Sin embargo, quien dirigía la mayoría de sus obras era Víctor Jara. Se suele conocer a Víctor como cantante, sin embargo, era un artista muy completo y un gran director de teatro. Digamos de paso que las obras que escribió Alejando Sieveking no eran de contingencia política, sino que reflejan la naturaleza humana que trasciende el tiempo. Invitaban a pensar y a algunas autoridades no les gusta que la gente piense mucho.

Cuando se estrenó la obra “La Remolienda” en el teatro Antonio Varas (en Morandé en la primera cuadra), fui a verla junto a mi Tía-prima Patricia y su pareja Harold Payne. Harold era un “gringo” que había llegado hacía poco de Estados Unidos y no entendía mucho la situación ni las expresiones utilizadas. Pero como me senté a su lado, le iba explicando al oído algunas escenas y parlamentos. Hay que tener en cuenta que es una obra costumbrista ambientada en el antiguo campo del país en una época en que recién llega la “luz eléctrica” a ese pueblo. Bueno, y Harold (una gran persona) se llevó a la Patty a Estados Unidos y fueron felices. Yo, hasta el día de hoy, lo extraño mucho.

Me gustaba por esos años recorrer los auditorios de las radioemisoras donde llegaban grandes artistas. Así conocí al elenco que hacía un programa divertido llamado “Radiotanda”. Y es así como fui a algunas funciones al Teatro del Ángel, que estaba ubicado en un pasaje por la calle Huérfanos (hoy Paseo Huérfanos).  El teatro fue comprado por Alejandro y Bélgica. Vi algunas obras de teatro. También, varias veces este programa popular de esa época, “Radiotanda”, hacía representaciones a manera de una comedia teatral. Incluso, posteriormente, el programa se transmitió directamente desde allí. Conocí a la gran actriz Anita González (“La Desideria”) quien siempre fue muy atenta y sencilla al saludarme cada vez que me veía en la función.

Al poco tiempo de ver la Remolienda con Harold y Patricia, el director, cantautor y artista Víctor Jara sería apresado, salvajemente torturado y asesinado por la dictadura cívico-militar.

Bélgica y Alejandro se exiliaron durante diez años en Costa Rica. Fundaron allí también el “Teatro El Ángel”, donde reunieron y apoyaron muchos talentos jóvenes. Y años después, al visitar este hermoso país y recorrer varias de sus ciudades, Bélgica y Alejandro ya hacía años habían regresado a Chile. Sin embargo, pude saber el legado que dejaron allí y notar el cariño de los “ticos” por ellos ya que dejaron muchas obras y contribuyeron al desarrollo de la dramaturgia en el país.

¿Tendrás tú un hilo rojo que te mantiene en comunicación con alguien?

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