Tomemos un problema «x» en el cual aparecen diversas alternativas.
En primer lugar, relájate y asegúrate que vas a actuar como si fueras tu abogado, basándote en hechos reales y sin que participe tu emoción.
Cerciórate que no hay más opciones de las que percibes. Por lo general, es sólo tu limitación la que te hace ver sólo dos o tres. ¡Hay muchas más! Anótalas todas. Date un tiempo para hacer esto.
Examínalas una por una y haz una lista de «pro» y «contras» de cada una.
Imagínate en cada una y siente en cual tus emociones se encuentran más a tu gusto.
Para decidir por una, considera los elementos favorables y tu bienestar emocional. Recuerda que por mucho poder mental que tengas, tus emociones te dificultarán el camino si no las consideras.
Opta por una. Borre todas las anteriores de tu mente. Programa tu mente para que la acepte plenamente, viéndote feliz con la decisión tomada.
Actúa sin titubeos y sin dar pie al cuestionamiento una vez que eliges una opción.
Evalúa la experiencia cada cierto tiempo.
Recuerda que hay decisiones que tomar a cada momento. La limitación de la materia al espacio y al tiempo hace que sea imposible desarrollar todas las opciones en un mismo momento. Por lo tanto, aunque no sean definitivas algunas elecciones, siempre tendrás que elegir y dar prioridad a algunas de las cosas que quieras.